En este breve compendio de meditaciones, encontrarás prácticas que seguramente te serán de utilidad en tu camino, tal como lo han sido en el mío. Te invito a disfrutar de ellas y a practicarlas con regularidad.
Meditación Del Cuerpo Interior
La meditación del Cuerpo Interior es una práctica sencilla que ofrece numerosos beneficios. Como mencioné previamente, el primer paso es encontrar una postura cómoda. Una vez que lo hayas logrado, relaja y suelta la tensión de todos los músculos de tu cuerpo.
Si practicas yoga, realizar algunas asanas antes de meditar puede ayudar a relajar aún más los músculos. Comienza con una respiración abdominal, observando cómo tu cuerpo se llena y se vacía de aire durante un breve periodo de tiempo. Esto te ayudará a relajarte aún más.
Luego, dirige tu atención hacia tus pies y siente las sensaciones que se presentan en esa zona. ¿Puedes percibir la vitalidad que fluye en tus pies? Mantén tu atención en tus pies durante aproximadamente 30 segundos. Luego, lleva tu atención hacia la parte inferior de tus piernas, sin dejar de prestar atención a tus pies. Continúa ascendiendo por tus piernas hasta las rodillas.
Después de otros 30 segundos, expande tu atención a toda la longitud de tus piernas y pies. Utiliza el mismo enfoque gradual al agregar tu abdomen, pecho, garganta y, finalmente, tu cabeza. Siempre mantén la conciencia de tu cuerpo desde adentro, siendo consciente de su parte frontal y trasera.
Una vez que hayas recorrido todo tu cuerpo, lleva tu atención a la cabeza y comienza a descenderla por la parte frontal de tu cuerpo, haciendo un recorrido por todas las áreas. Luego, repite el proceso ascendiendo por la parte trasera. Esto puede realizarse a un ritmo cómodo; el objetivo es sentir tu cuerpo como un todo de energía. En este punto, deberías experimentar una agradable sensación de calor en todo tu cuerpo. En las primeras ocasiones, es posible que solo sientas un ligero hormigueo. Sea cual sea la sensación, está bien; con la práctica, esta sensación se intensificará. Ahora, observa cómo te sientes.
- ¿Ha cambiado algo desde que comenzaste a meditar?
- ¿Te sientes diferente?
- ¿Disfrutas de esta sensación?
Quédate el tiempo que te resulte cómodo, conectando con tu Cuerpo Interior, y luego, poco a poco, comienza a moverte y finalmente, incorporarte suavemente.
Como una práctica avanzada, puedes intentar mantener la conciencia de tu Cuerpo Interior incluso después de haber finalizado la meditación. De esta manera, parte de tu atención seguirá sintonizada con tu Cuerpo Interior mientras realizas tus actividades diarias.
El calor que llegas a sentir en esta meditación es tu Cuerpo Interior, tu campo de energía interno. Te animo a que practiques esta meditación con regularidad, ya que es sumamente poderosa y eleva significativamente tu frecuencia vibratoria. Una vez que domines esta meditación, extiende esa conciencia más allá del tiempo dedicado a meditar.
En otras palabras, intenta sentir tu cuerpo interior en todo momento: al conducir, ver televisión, leer un libro, trabajar, caminar o en cualquier momento de espera. Al hacerlo, transformarás tu vida de una manera que nunca podrías haber imaginado. Además de proporcionarte paz y serenidad, esta meditación ralentiza el envejecimiento del cuerpo físico y fortalece tu sistema inmunológico.
Conexión Con La Tierra
Como siempre, el primer paso es establecer una posición adecuada, preferiblemente de pie. Si te sientes cansado y crees que no puedes permanecer de pie durante mucho tiempo, puedes hacerlo sentado en una silla, pero asegúrate de mantener la espalda recta. Ahora, cierra los ojos y relaja todos los músculos de tu cuerpo. Realiza un suave balanceo, lo cual te ayudará a relajarte aún más.
Dedica un momento a observar tu respiración y cómo tu abdomen se eleva y desciende. Luego, presta atención a tus piernas, tus pies y el suelo bajo ellos. Siente el peso de tu cuerpo y la atracción de la gravedad. Intenta encontrar tu centro de gravedad, que generalmente se encuentra un poco debajo del ombligo, dentro de tu cuerpo, entre el ombligo, los riñones y la espalda. Este punto se llama Hara y es un centro energético importante.
Ahora, imagina que estás en un bosque, rodeado de árboles, hojas secas y el fresco aroma del bosque. Visualiza cómo tus piernas se alargan y se hunden en la tierra, manteniéndote bien arraigado.
Luego, dirige tu atención al Chakra Base, ubicado entre el ano y los genitales, y siéntelo hasta que notes un calor en ese punto. Imagina este Chakra como una esfera de color blanco. Visualiza un tubo de energía, también blanco, que se extiende desde esta esfera y penetra en la tierra, yendo cada vez más profundo hasta alcanzar el centro de la Tierra.
- ¿Cómo es ese núcleo terrestre?
- ¿Qué sensaciones experimentas al estar conectado a él?
Ahora que estás conectado, regresa tu atención al primer Chakra. Imagina que en el Chakra base recopilas cualquier tensión o emoción negativa que puedas tener, una por una. Visualiza cómo esta energía negativa forma una masa y la envías a través del tubo hacia el centro de la Tierra.
La Madre Tierra recicla esta energía y te la devuelve purificada, con un ligero tono rojizo. A medida que esta energía llega al primer Chakra, este se tiñe ligeramente de rojo. Repite este proceso hasta que tu Chakra Raíz esté completamente rojo, con un rojo intenso.
Una vez que hayas llegado a este punto, observa cómo te sientes y comienza a moverte gradualmente. Primero, mueve los dedos de las manos y los pies, y luego el cuello. Abre los ojos lentamente.
Conexión Cielo Y Tierra
Comenzaremos con unas respiraciones profundas para relajarnos. Relaja todos los músculos y libera cualquier tensión. Dirige tu atención hacia el Tantien medio o el Chakra del Corazón, manteniéndola ahí durante un momento para sentir el punto energético que hayas elegido.
Deja que tu respiración se vuelva lenta y uniforme. Luego, visualiza cómo desde el cielo desciende un tubo de luz que llega hasta ti. Este tubo atraviesa tu ser, entrando por el Chakra Corona y saliendo por el Chakra Base, conectando y armonizando todo tu sistema energético.
Mantén tu atención en el Chakra del Corazón o el Tantien Medio durante unos momentos más. Luego, imagina cómo el tubo continúa descendiendo y penetra en la Tierra hasta llegar a su núcleo. Permanece unos momentos más en esta posición, sintiendo la conexión entre el cielo y la tierra, y respirando suavemente.
Una vez que hayas establecido la conexión entre el cielo y la tierra, imagina cómo absorbes energía del cielo y de la tierra hacia el Tantien Medioo el Chakra del Corazón. Visualiza cómo tu ser se llena gradualmente de luz y cómo esta luz atraviesa tu piel y se expande en tu aura. Aprovecha este momento para crear una capa de protección a tu alrededor.
Esta meditación es ideal para realizarla cada mañana, comenzando el día conectado con el cielo y la tierra, llenándote de luz y creando una protección que te ayudará a enfrentar lo que venga. También es recomendable antes de someterte a cualquier tratamiento.
Meditar Con La Llama De Una Vela
Para esta meditación, necesitas una vela que coloques frente a ti a la altura de tus ojos, de manera que no tengas que forzar el cuello o la vista para verla. Siéntate en tu posición de meditación preferida y realiza algunas respiraciones profundas para relajarte. Si en algún momento aparece un pensamiento o recuerdo relacionado con algo que ocurrió durante el día, imagina que, al exhalar, ese pensamiento desaparece. Poco a poco, permite que tu respiración se vuelva tranquila y pausada.
Cuando estés listo, comienza a mirar la vela. Observa la llama sin enfocarla directamente, mantén una visión suave y global de la vela. Simplemente permite que la llama te tranquilice y relaje. Mientras observas la llama, mantén un ojo en tu mente y, si te das cuenta de que estás pensando en algo más, redirige suavemente tu atención hacia la vela hasta que puedas mirarla sin pensamientos. Continúa con este juego el tiempo que consideres necesario.
Conclusión
En conclusión, estas meditaciones ofrecen valiosas herramientas para cultivar la paz interior, la armonía y el equilibrio en nuestra vida diaria. La práctica constante de la meditación del Cuerpo Interior nos permite conectarnos con nuestra energía interna, aumentar nuestra frecuencia vibratoria y fortalecer nuestro sistema inmunológico.
La conexión con la Tierra nos ayuda a arraigarnos y a absorber la energía nutritiva de la Madre Tierra, lo que nos prepara para afrontar los desafíos del día con vitalidad y protección. La meditación que une el cielo y la tierra nos permite comenzar cada mañana con una sensación de unidad y plenitud, listos para enfrentar cualquier situación con confianza.
Por último, meditar con la llama de una velanos enseña a enfocar nuestra mente y a encontrar la paz en medio de la contemplación. Estas prácticas pueden transformar nuestra vida, proporcionando una mayor claridad mental, reduciendo el estrés y fomentando un estado de bienestar general.